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En 1940, Fangio se consagró como campeón del Gran Premio del Norte, una de las competencias más duras del continente. A bordo de su Chevrolet cupé, mostró su temple, estrategia y coraje en caminos sin asfaltar, cruzando montañas y desiertos. Este fue el punto de partida de su carrera internacional.
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El Mercedes-Benz W196 marcó el regreso triunfal de la marca a la Fórmula 1 en 1954. Fangio lo condujo con maestría y ganó dos campeonatos mundiales consecutivos. Su silueta aerodinámica y tecnología innovadora lo hicieron imbatible.
Inspiración: líneas limpias, precisión alemana, elegancia técnica.
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Originalmente de Lancia, el D50 fue adoptado por Ferrari tras la retirada de la marca italiana. Fangio lo llevó a lo más alto en 1956, ganando su cuarto título mundial. El auto era difícil de dominar, pero en sus manos se transformó en arte.
Inspiración: equilibrio entre fuerza y sutileza, detalles audaces, estilo sofisticado.
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El Maserati 250F fue una de las máquinas más bellas y puras de la F1. Fangio lo convirtió en leyenda en 1957 con una de las victorias más recordadas en Nürburgring, remontando 48 segundos. Fue su quinto y último título mundial.
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En FANGIO no diseñamos anteojos. Diseñamos homenajes. Cada modelo FANGIO es un tributo a las hazañas, la precisión y la elegancia de un ícono del automovilismo. Llevá con vos una pieza de historia.